
Se apartó de ese "baúl de recuerdos", prefirió desangrarla con la mirada, penetrar en su mente, en sus sueños; desgarrar cada imágen que ella guardaba de la realidad. Subió a su cama, le apartó el cabello del cuello y aspiró con perversidad indecible el aroma inocente que ella desprendía... Ella se movió, suspirando volvió a acomodarse de tal forma que él quedo sobre ella, muy, muy, muy cerca. Sus labios eran tentadores, sus mejillas pálidas se llenaban de sangre, sus hermosos ojos cerrados, toda ella era un encanto a los sentidos, era imposible no perderse en su belleza. Quizá, lo único que poseía en el mundo.
-No temas, no te sucederá nada malo.-dijo él- Todo estará bien, las noches seguirán siendo largas y terribles, los días aburridos y poco sustanciosos. Pero tienes la certeza de que un día vas a morir y todo va a desaparecer. Tú vas a desaparecer, tus recuerdos, tus memorias y nada habrás de llevarte. No intentes moverte, no escaparás. Todo estará bien... Amarás a esos bastardos que sólo te siguen instintivamente, amarás esa superficialidad con la que vives y odias. Amarás esa hipocresía con la que te muestras ante todos. Amarás la muerte a pesar de los latidos de tu corazón. Y esa es la razón por la cual estás deseando seguirme, pero no ésta noche. Hoy, duerme, hermosa, tan solo duerme... Sólo pido un poco de tu vitalidad.
Despertó cuando sentía la sangre escapar de su cuello, despertó sólo unos instantes para mirar sus cabellos revueltos, su rostro desagradable a la luz de la luna. Despertó para decirle que lo necesitaba. Pero él no quiso escuchar más y escapó.
Ella duerme negándose a cerrar la maldita ventana.
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