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Exhumacion-es.

"Exhumaciones" es un recorrido por la literatura light del nuevo siglo, un juego de palabras a veces corto a veces no tanto. Que intenta reflejar emociones, obsesiones y locuras "temporales".
"Exhumaciones" Es un viaje desde el centro de la Tierra hasta lo más recóndito de mi universo personal.

25 jun 2009

En éste crepúsculo.

Hace horas que estamos sentados en ésta colina, cuando llegamos habían sólo unas cuantas personas deambulando por ahí. En algunos se miraba una sonrisa cargada de melancolía, en otros la tristeza les había nublado la mirada, pero todos consevaban para sí mismos la flama inextinguible de la esperanza.
A medida que transcurrrían los minutos y en el cielo el incesante viaje del sol provocaba los azules, rosados y naranjas más hermosos que hubiésemos visto, la gente llegaba con ese caminar solemne, y en silencio se dejaban caer sobre algún montículo de hierba, luego levantaban la mirada y la perdían en el infinito. Inesperadamente alguien suspiraba y rompía en llanto, y alguno más le asistía ofreciéndo sus brazos como refugio al tiempo que le mostraba el maravilloso atardecer. Todos sabíamos lo que iba a ocurrir...
No lo niego, el miedo me absorbió, por dentro ya comenzaba a morir pero ella no debía enterarse, nuestra fortaleza era compartida y a pesar de saber que el temblor en su cuerpo me gritaba el pavor que ella sentía, nunca la solté, la apreté contra mi cuerpo y le prometí que todo estaría bien. Ella asintió, pero ambos sabíamos que yo estaba mintiendo. Nos reconfortamos con un profundo beso , quizá el más sincero de todos. En la colina el ambiente se ponía cada vez más tenso, una histeria colectiva se expandió y los gritos de terror se apoderaron del silencio, yo peranecí solemne junto a ella, como se lo prometí...
De la nada surgió un potente silbido que comenzó a crecer. Un objeto apareció en el firmamento que ya comenzaba a oscurecerse, primero surgió como una potente luz que viajaba siguiendo un trayecto inclinado con respecto al horizonte, el objeto descendía a gran velocidad, era imponente, tanto que nos congeló el aliento, se encargó de soplar la llama de nuestra esperanza. Entonces, el objeto se estrelló con fuerza en el suelo justo enmedio de la ciudad evacuada, la bomba había dado en el blanco, era tiempo de pagar el precio justo de nuestros errores; la luz devoró el cielo, y una ráfaga de viento incineró el tiempo, y con él, la vida.
A que nunca se te ocurrió imaginar que así acabaría todo.

24 jun 2009

la salida

Caminamos tomados de la mano en busca de la salida, con paso lento para no hacer ruido y así poder escuchar el dolor que ya es imponente, alcanzamos a rasguñar con la mirada la silueta de los objetos a través del polvo y con cada paso una voz calla en la penúmbra. La resignación de un mundo y una vida diferente nos llega como un torbellino helado pero no afecta a nuestro instinto de supervivencia. Los muros caen y el suelo tiembla, el rugir de otra explosión nos provoca el más triste de los lamentos.
Pero avanzamos, la salida está a unos metros, no falta mucho. Atravesando el umbral estaremos a salvo...
¡Dios mío, nos hemos equivocado! Afuera no hay futuro... No debimos haber salido del edificio.

19 jun 2009

Gloria.

Siempre fue una mujer encantadora, desde su nacimiento, en la infancia y adolecencia; su sonrisa llenaba de luz los corazones, su voz era la de un ángel que enaltecía la música a un plano celestial, pero sus ojos negros eran su mayor atractivo, en ellos se expresaba su escencia. Los muchachos le pretendían constantemente, le llevaban flores y de vez en cuando alguno se aventuraba a dedicarle una canción romántica, siempre con el mismo resultado, una inocente evasión, un "gracias, pero no te quiero". Todos ellos perdían la esperanza y con el corazón en la mano se resignaban a seguirla con la mirada, esperando que un día, quizá, aquellos ojos se posarían en ellos y bajo el encanto del amor, nunca más voltearían a mirar a nadie... Pero eso no sucedió, y es que la vida muchas veces es complicada y por si fuera poco, incomprensible. Los ojos de Gloria se habían posado en la persona equivocada, y había ido más lejos demostrándole su amor al jurarle lealtad por el resto de su existencia... Él, se limitó a decir, "lo siento, pero no te quiero".
Entonces la vida se terminó para Gloria, la luz desapareció de su encantadora sonrisa al igual que la dulzura de su voz. Y en un acceso de locura, bebió un elíxir de muerte que le llevó a un estado de shock...
Hasta que en ese momento, a siete meses de cumplir veintitrés, postrada en una fría cama de hospital, sus ojos guardaron silencio.

18 jun 2009

La tertulia.

Angélica salió de la cocina y puso un objeto sobre la mesa.
-Ya puedes abrir los ojos— Me susurró al oído al tiempo que acariciaba mi mejilla y me mostraba sobre la mesa, un pastel de chocolate que se miraba delicioso. —Espero que te guste, lo hice especialmente para ti. Me pasé toda la mañana preparándolo, fue un poco complicado. Verás, ésta receta lleva algunos ingredientes poco usuales…
La miré con cierta fascinación, desconocía muchos de sus talentos y por lo visto el arte de la repostería era uno de ellos. El aroma era delicado, podía percibirse una dulzura en el ambiente. En definitiva, esa mujer estaba encantándome. Le sonreí y ella me correspondió con un guiño y un beso en la frente... En ese instante, sentí un cosquilleo en el dorso de la mano que tenía sobre la mesa, perdido en su mirada supuse una situación por demás romántica, “así debe sentirse el enamoramiento, como un cosquilleo” pensé. Pero el cosquilleo no se iba, subía por mi brazo, y volvía a bajar, se detenía en mis dedos y de nuevo volvía a subir. Aparté la mirada del rostro de Angélica, para echar un vistazo a mi mano, y lo que vi me sorprendió de tal forma que me fue imposible contener un pequeño gemido de terror. ¡Era una cucaracha!
-Ay, lo siento. Parece que la plaga se les está saliendo de control a los vecinos de junto. —replicó Angélica.
Sonrojado por mi estúpida reacción, ofrecí una disculpa y capturé al insecto poniéndole una copa de cristal encima.
Angélica revolvió mis cabellos y se sentó frente a mí.
-A veces la gente no tiene conciencia de lo que realmente importa en el mundo, miran la paja en el ojo ajeno sin reparar en la viga que traen en el suyo, observan a los insectos como seres repugnantes y la verdadera cuestión sería ¿Quién es más repugnante? ¿Un ser invertebrado y de nulo intelecto que sobrevive en la porquería, ó un ser que se dice inteligente y sobrevive en la misma porquería creada por ellos mismos?... No espero que me respondas, querido. Ni siquiera yo tengo una respuesta para ello, pero me convence mucho más, la idea de que los repugnantes no sean nadie más, que nosotros. Quizá ambos debemos ser exterminados...
Volví a sonreír, no encontraba palabras para refutar esas declaraciones, sólo observaba los ademanes de Angelica, y de soslayo a la cucaracha tantear con sus antenas las paredes de la copa.
-No seas tímido, anda probemos un poco de éste pastel, ¿quieres?
-Sí, por favor.
Tomé la espátula metálica y se lo pasé, al igual que los platos y una servilleta. Se dispuso a hacer el primer corte, del centro a un punto en el perímetro, la espátula centelleó a la luz de las velas y se sumergió en la negrura del pastel. Pude escuchar un agradable crujir que incremento mis deseos de probar un poco.
-¿se escucha rico, no?
La espátula salió del pastel y volvió a cortarlo del centro a otro punto de la circunferencia, nuevamente ese crujir y un espeso líquido oscuro salió debajo. No pude evitar pasar un dedo sobre el líquido para luego llevármelo a los labios, el sabor no tenía comparación en el mundo. Era realmente el más delicioso de los chocolates.
-¿te gusta? Prueba esto...
Tomó el pedazo de pastel con la espátula y lo sirvió en un plato, luego extrajo un pedazo de chocolate y me lo dio en la boca; tenía una consistencia firme por fuera, por dentro el sabor era fuerte, como el primer sorbo de vino.
-está bueno-dije por toda respuesta.
Sin embargo, de pronto me vino un mareo. Lo que observé escapaba a todo entendimiento racional; un movimiento inusual dentro del pastel me provocó una nausea terrible, parecía que los trozos de chocolates se retorcieran dentro, algunos resbalaban y caían sobre el plato. Y es que esos trozos no eran chocolates precisamente.
-¡vamos, querido! No pasa nada...-
Me revolví en el asiento, el terror y el asco me dominaban, pero el sabor, ese sabor tan único me obligaba a permanecer ahí, me inducía a probar un poco más, a sentir esa textura sólida en el paladar, ese crujir tan delirante.
-La gente a veces no logra entenderlo- dijo, mientras se llevaba un poco a la boca.- Estos insectos son un verdadero alimento.-
Un sudor frío recorrió mi espalda, me llené una copa de vino y la bebí desmesuradamente. La razón me decía que debía salir corriéndo de ahí, pero mis deseos eran superiores...
Angélica fijó su mirada en mí al tiempo que me extendía un trozo del viscoso pastel, una cucaracha cayó del plato y se refugió bajo el mantel de la mesa.
-pruébalo, te va a gustar—dijo.
Y aunque aterrado por mi propia desición, me dispuse a disfrutar de la velada...

15 jun 2009

El entierro.

Habían pasado ya cuatro horas y los deudos se habían marchado a sus casas con paso lento y resignado, seguramente irían a tomar café y a comentar las incidencias de los últimos días. Pero Felipe permanecía sobre el sepulcro, se negaba a apartar los brazos del montículo de tierra húmeda, le lloraba con rabia al tiempo olvidado. No tenía idea de lo que más extrañaría de él, si acaso su indiferencia, su mal humor o sus disgustos... Alguna situación le iba a provocar su ausencia.
Sin embargo, de algo estaba seguro; no iba a extrañar el rostro suplicante de su padre cuando le apuñalaba debajo de las costillas, no iba a extrañar sus espasmos de dolor y sangre, y mucho menos iba a extrañar sus últimas palabras, "¿Por qué lo haces, mi niño?". Aunque era justo por eso que Felipe sentía un profundo arrepentimiento.