Era un día agradable, con el sol muy arriba calentándolo todito, con las nubes muy algodonadas avanzando por el cielo y con los árboles y las hierbas mezclando verdes, amarillos y naranjas en el suelo. En medio del prado una niña se ha sentado, con las mejillas sonrosadas y las trenzas apretadas, piensa y piensa acerca de la vida y la muerte, piensa y piensa como harán los aviones para volar y no caerse. Pero de pronto una lágrima le resbala despacito, es que extraña tanto a sus lejanos amiguitos, aquellos niños con quienes jugaba en el prado, con quienes reía, brincaba, y contaba los cuentos más bizarros... Busca palabras, palabras para expresar en su diario lo que la soledad le hace sentir. Pero no ha escrito más que esa palabra, y se imagina que eso será todo lo que quiere decir; Que "soledad" sin más palabras es justo como ella se encuentra, ¡qué tristeza! las horas, las nubes, los aviones han pasado y ahora frágil, a la noche se enfrenta.
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