El viento sopla sulfuroso desde las entrañas de la nebulosa, invadiendo y destrozando con el haz de su luz toda fortaleza conciente de sí misma. Incendiando al corazón, provocando el éxodo de la inmundicia humana que se interna en la Tierra, escapando de su soberbia y su estupidez.
Cegados por la luz...
Absortos por el miedo se arrastran sobre la porqueria, con estómagos revueltos le suplican a la nada y se flagelan las espaldas anhelando el perdón y la muerte. Teniendo en sus conciencias la incertidumbre por la promesa de un infierno y en sus almas el deseo de un final próximo. Las cavernas son un horno que poco a poco solidifican sus pies, su voluntad y su fe.
Cegados por la luz...
Absortos por el miedo se arrastran sobre la porqueria, con estómagos revueltos le suplican a la nada y se flagelan las espaldas anhelando el perdón y la muerte. Teniendo en sus conciencias la incertidumbre por la promesa de un infierno y en sus almas el deseo de un final próximo. Las cavernas son un horno que poco a poco solidifican sus pies, su voluntad y su fe.
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