Ya había despertado otras mañanas con esa idea en mente, le pareció que ya era suficiente el meditarlo sin llegar a grandes conclusiones y decidió que a fin de cuentas eran más los beneficios que lo perjudicial. Se llenó la mochila con lo indispensable para sobrevivir allá afuera pero al final desistió de su necedad, no podía irse a recorrer el mundo a pie y llevar toda su casa a cuestas. Tenía primero que aprender a prescindir de lo realmente innecesario.
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