"Los muertos amortajados en la corteza terrestre y girando al lento diurnal de la ruedad de la Tierra" y sus huesos rompiéndose bajo las piedras que pisamos con odio, y desgastándose al paso de los ríos de injusticia e indiferencia. Su hedor, un recuerdo nostálgico y velado, hablan como si susurraran al oído, como si se lamentaran con el viento, como si imploraran por un poco de respeto.
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