Daniela mira a lo lejos con sus ojos como de búho, escucha pitar el tren, ya siente su marcha bajo sus pies y se aparta de las vías...
Espera con impaciencia.
El tren está pasando y ella saluda a la gente que viene dentro, pero ellos no hacen caso; todos van con cara de cansancio, de horror y de espanto.
Sólo una anciana le ha devuelto el saludo, su cadavérico rostro le delvuelve una eterna y pálida sonrisa que pareciera el tiempo puede detener.
...nadie le diga a Daniela que La Muerte pasa por su vecindario todos los días,
Espera con impaciencia.
El tren está pasando y ella saluda a la gente que viene dentro, pero ellos no hacen caso; todos van con cara de cansancio, de horror y de espanto.
Sólo una anciana le ha devuelto el saludo, su cadavérico rostro le delvuelve una eterna y pálida sonrisa que pareciera el tiempo puede detener.
...nadie le diga a Daniela que La Muerte pasa por su vecindario todos los días,
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