Todos sus males giraban a su alrededor en forma de ángeles y demonios: su cabeza era un foco de infección para todas aquellas criaturas que le contaban los cuentos más oscuros. Así hasta que el tiempo detuvo su corazón y se dio cuenta que los sentimientos que antes le ayudaban a mantenerse en pie, se habían desvanecido y con ellos su alma que ahora habitaba en la nada.
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