(Peyote, del náhuatl "peyotl"; el cáctus divino)
Al descender del tren, se encontró con un mundo completamente ajeno al suyo: en varios kilómetros no se distinguía más que arena y algunos matorrales tostados por el sol. Desconcertado, se echó la guitarra al hombro, tomó su maleta y fue en busca de sus más extraños sueños.
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