Cuando abrió la puerta, una pequeña luz centelló en el suelo, era una hebra de rayo solar que caía sobre un pequeñísimo charco en medio de la banqueta. Al mirarlo, imágenes de su infancia se desempolvaron en su mente; las carreras de bicicletas, la casita en el árbol, los juguetes enlodados, la jauria de perros, los obstáculos en la carretera, los bailes bajo la lluvia, etc... Trás un par de segundos de incierta reflexión, recordó que olvidaba las llaves del auto. Regresó a buscarlas y al abrir de nuevo la puerta, el mundo ya había girado lo suficiente como para hacer desaparecer la pequeña luz en el suelo y llevarse consigo los recuerdos de la infancia en una hebra de rayo solar.
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