Sus alas se abrieron majestuosas a la luz del sol. No necesitó de impulso alguno para elevarse y volar hacía un lugar desconocido, siemplemente se fue sin voltear a mirarnos, a mirarme. Tan solo se alejó con la promesa esperarme el tiempo necesario en el mundo alterno. Pero, ¿Como confiar en un ángel que ha prometido nunca lastimarnos, y que sin embargo ha dejado en el pavimento su cuerpo inerte y sangrante?
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