Apartó su shemagh del rostro, la arena cayó del pañuelo en fina lluvia que se perdió en el desierto. Su deliranrte espejismo comenzaba a tomar forma; grandes fuentes y jardines repletos de árboles frutales, a su al rededor una muralla de piedra caliente y en el centro un palacio con amplios salones. Era ahí donde terminaba su viaje.
Años, años, años....
Su cuerpo se pudre bajo un montón de arena, su esqueleto es un asta, y su puño ondea el shemagh añorando la libertad de un pueblo que vive sin espejismos.
Años, años, años....
Su cuerpo se pudre bajo un montón de arena, su esqueleto es un asta, y su puño ondea el shemagh añorando la libertad de un pueblo que vive sin espejismos.
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