Observemos pues el mundo a nuestro alrededor. Esto no se trata de ser mejor o peor ser humano, se trata de entender y descifrar nuestra efímera estadía en la Tierra, porque como es de todos sabidos, habremos de volar y aquellas cosas nuestras de las que tanto nos preocupamos, se quedan. Ya no habrá quien las ambicione ni quien las proteja, ya sin sentido alguno cada objeto pasará a ser basura en exceso devaluada y se olvidará que todas juntas se daban valor y le daban un sentido a nuestra vida; las piezas de madera de un viejo juego de mesa, el frasco de las gomitas… sin gomitas, el cubo de rubik que jamás terminaré de hacer concordar, la guitarra de la sempiterna primera cuerda reventada, el amplificador que procuras se escuché con total estruendo, el lápiz y el bonito papel que te acompañaban las tardes de amargura, el cuaderno de notas que ya no conservo, la fotografía familiar de aquellos tiempos de inocencia. Todo esto se queda, uno no se despide de sus cosas y a nadie le moverá el conservarlas.
ya te veo suspirando, y diciendo: se conservan los recuerdos y te despides de quien amas. Entendamos que quizá no podamos hacerlo y la vida continua ya. Mañana podremos partir teniendo en cuenta que dijimos todo lo que sentíamos, que sentimos todo lo que dijimos... Sin embargo, a este desgano por la vida ya le suman muchos errores y el sentido de mi existir francamente se va deteriorando con los días, “mal en este mundo, mal con esta ley. No hice yo la ley ni el mundo aceptó”. Pero aun me levanto con las consabidas quejas de un chico común en la veintena, ya el sol se asoma y es tiempo de continuar lo que dejamos la noche de ayer, saboreando en mis oídos la dulce canción de la mañana; “Hey Jude!” de los Beatles se ha vuelto un bálsamo para el alma, y como leí por ahí, todos somos Jude. Dicha canción me recuerda que aun hay un poquito de esperanza cuando se pasan las horas y parece que el corazón te va a salir por la boca de tanto penar, y pensar. Entonces vuelve el ánimo por el sentido de lo que era, por el sentido de ser y estar. Quizá pueda llegar a puerto esta vez y atracar de una vez por todas este barco fantasma en el que navego a la deriva. y así volver en una fuga hasta el punto de partida.
Y entonces decirles lo que siento por cada uno de ustedes. Solo espero que para entonces, no se hayan olvidado de mí.
Final y nuevo comienzo. (J. Saramago)
No puede ser luar esta blancura,
ni aves aletean sobre el lecho,
donde caen los cuervos fatigados:
será, de mi, la sangre que murmura,
serán, de ti, las lunas de tu pecho:
donde va el cansancio, renovados.
Queda todo dicho.
8/01/2009
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