No sucedió en Estocolmo, quizá en un país olvidado por lo complejo de su nombre y su cultura.
Ella regresó un día a casa después de haber desaparecido por más de diez años, al abrir la puerta de su casa nadie la reconoció de primer momento. Subió como si nada las escaleras y entró en su cuarto, nada había cambiado. Su familia la miraba desde el umbral de la puerta, asombrados, e incrédulos, al borde del llanto.
-hija- dijo su madre -eres tú...
Ella volteó, su mirada insensible escaneó los rostros que ya se habían borrado de su mente. No dijo nada.
Se paró frente a un cuadro empolvado, y sacó una cajita de madera de un agujero camuflado en la pared, de ella, a su vez, extrajo una papelito doblado. Se lo entregó a su madre.
-Tu hija murió.- Le dijo al extenderle la carta póstuma. Y salió de la habitación, un auto la esperaba afuera.
La madre, con lágrimas en los ojos y presa de la emoción desdobló con torpeza el papel y leyó el más intrigante de los mensajes... "Te amo, mamá"
Ella regresó un día a casa después de haber desaparecido por más de diez años, al abrir la puerta de su casa nadie la reconoció de primer momento. Subió como si nada las escaleras y entró en su cuarto, nada había cambiado. Su familia la miraba desde el umbral de la puerta, asombrados, e incrédulos, al borde del llanto.
-hija- dijo su madre -eres tú...
Ella volteó, su mirada insensible escaneó los rostros que ya se habían borrado de su mente. No dijo nada.
Se paró frente a un cuadro empolvado, y sacó una cajita de madera de un agujero camuflado en la pared, de ella, a su vez, extrajo una papelito doblado. Se lo entregó a su madre.
-Tu hija murió.- Le dijo al extenderle la carta póstuma. Y salió de la habitación, un auto la esperaba afuera.
La madre, con lágrimas en los ojos y presa de la emoción desdobló con torpeza el papel y leyó el más intrigante de los mensajes... "Te amo, mamá"
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