Estruendo.
El drenaje profundo explota en las entrañas de la tierra y el agua brota como en el más negro de los manantiales. Sin haber despertado completamente pude sentir el líquido recorriendo mi cuerpo, tan frío como el hielo. El agua que se había filtrdo por las grietas de los muros comenzaba a ascender con escalofriante silencio.
Alarma.
Intenté levantarme pero las olas me habían petrificado, sólo mi cabeza alcanzaba a asomarse de entre aquella inundación.
Cerrado.
La puerta de mi recámara había quedado bloqueada por tanta presión, la ventana era un remedio inservible ya que era más el agua que lograba colarse, que la que podía hacer salir.
Silencio.
Cuando el agua subió hasta casi tocar el techo, cinco centimetros de oxígeno me llevaron a los pies de Dios y a su consecuente súplica a pesar de mi ferviente ateísmo.
Será el más triste de los presagios cuando en sueños logre salvarme de los cataclísmos personales que cada noche me acongojan. Para entonces ya habré ensayado todas las formas, por más absurdas que parezcan, en que puedo morir.
El drenaje profundo explota en las entrañas de la tierra y el agua brota como en el más negro de los manantiales. Sin haber despertado completamente pude sentir el líquido recorriendo mi cuerpo, tan frío como el hielo. El agua que se había filtrdo por las grietas de los muros comenzaba a ascender con escalofriante silencio.
Alarma.
Intenté levantarme pero las olas me habían petrificado, sólo mi cabeza alcanzaba a asomarse de entre aquella inundación.
Cerrado.
La puerta de mi recámara había quedado bloqueada por tanta presión, la ventana era un remedio inservible ya que era más el agua que lograba colarse, que la que podía hacer salir.
Silencio.
Cuando el agua subió hasta casi tocar el techo, cinco centimetros de oxígeno me llevaron a los pies de Dios y a su consecuente súplica a pesar de mi ferviente ateísmo.
Será el más triste de los presagios cuando en sueños logre salvarme de los cataclísmos personales que cada noche me acongojan. Para entonces ya habré ensayado todas las formas, por más absurdas que parezcan, en que puedo morir.
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